¿PUEDE EL POMERANIA VIVIR EN UN PISO?

El Pomerania (o Lulú de Pomerania) es un perro pequeño que ocupa poco espacio. Sin embargo, ¿significa eso que puede vivir en un piso? ¡Sigue leyendo para descubrirlo!

¿Puedo tener un Pomerania en un piso?

Algunas personas consideran que tener un perro en un piso es impensable. Falta de espacio o de jardín, problemas con los vecinos, ladridos… Existen mil y una razones que, a sus ojos, bastarían para renunciar a tener un perro en un piso. Sin embargo, es totalmente posible adoptar un perro aunque vivas en la ciudad, en un espacio más pequeño que una casa. El Pomerania, gracias a su tamaño miniatura, puede adaptarse perfectamente a vivir en un apartamento. Es esencialmente una raza usada como perro de compañía. Sin embargo, es bastante deportista y enérgico, así que debe poder pasear mucho cada día para cansarse. Un Pomerania que vive en un piso y que sale todos los días será mucho más feliz que uno que se pasa todo el día en un rincón de un gran jardín. Contar con un espacio al aire libre nunca debe ser una excusa para no sacar a pasear a tu perro.

Pomerania en apartamento: puntos a tener en cuenta

Obviamente, el Pomerania no es un perro guardián. Como raza toy, el Pomerania no impresionará a mucha gente. En cambio, es un excelente perro de alerta. Suele ladrar habitualmente para llamar la atención, lo que con el tiempo podría causarte conflictos con el vecindario. Intenta enseñarle a tu perrito a no dar voces a la menor oportunidad. Si tiende a ladrar en cuanto alguien pasa por la calle, trata de cubrir las ventanas con cortinas o estores opacos. Un perro que ladra todo el día, y más aún toda la noche, puede llegar a causarte problemas con la comunidad de vecinos y con la ley.

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¿Cómo satisfacer correctamente las necesidades de un Pomerania que vive en un piso?

Por muy pequeño que sea, el Pomerania debe mantenerse ocupado mientras no estás. Si no trabajas desde casa, intenta sacar a tu perrito antes de irte, durante unos treinta minutos. Como tiene las patas cortas, el Pomerania tiende a agotarse con bastante rapidez. Cuando regreses a casa, probablemente hará una siesta.

Déjale suficientes juguetes y juegos de inteligencia a tu bolita peluda. El Pomerania necesita estimulación física, pero también estimulación intelectual para estar perfectamente equilibrado. Es un perro inteligente, al que le encantará resolver rompecabezas, y más aún si esconden un premio. Si puedes (por tiempo y presupuesto), ¿por qué no adoptas a otra mascota, como un gato u otro perro? Si lo socializas bien desde cachorro, el Pomerania no tendrá ningún problema en convivir con otro animal. No es un perro de caza, así que tiene un instinto depredador muy débil, casi nulo.

Si puedes, intenta volver a casa a la hora de comer para pasear a tu Pomerania y jugar un poco con él. Si no puedes, pídeselo a un amigo o vecino, o considera contratar a un cuidador de mascotas. Un perro no está hecho para estar solo por mucho tiempo. Podría aburrirse y caer en una depresión.

En tus días libres, lleva a tu perro a pasear por el bosque, el campo o la playa; al Pomerania le encanta este tipo de paseos. Este perrito, muy ágil, también es muy adecuado para actividades caninas como el agility, el dog dancing o el rastreo. Esto te permitirá, además, pasar un bonito momento de complicidad con él.

No olvides la educación

Para asegurarte de que tu Pomerania se sienta perfectamente viviendo en un piso, no olvides educarlo bien. Como prioridad, enséñale a quedarse solo sin ladrar. Este aprendizaje debe comenzar tan pronto como llegue a casa. Empieza por ausentarte durante cinco minutos, y ve aumentando progresivamente la duración de tus salidas, hasta dos horas. Sobre todo, no felicites a tu Pomerania cuando vuelvas a casa. Tu salida no debe suponer ningún evento especial.

Por supuesto, también tienes que enseñarle a tu Pomerania a hacer sus necesidades afuera. El piso no es un obstáculo, pero tendrás que poner un poco más de tu parte que en una casa con jardín. Saca a tu Pomerania cachorro con regularidad, dentro de la media hora siguiente a que haya comido, para que haga sus necesidades. Felicítalo profusamente cuando las haga en la calle. Lógicamente, no te salvarás de algunos “accidentes”. No te enfades con él ni lo castigues.

Por último, hay otras órdenes que conviene enseñarle, como caminar con correa o que venga cuando le llamas. La vida en la ciudad es más peligrosa que en el campo. Especialmente por los coches, pero también por las bicicletas y las motos, que pueden hacer mucho daño o incluso matar a tu Lulú de Pomerania. Enséñale cuanto antes a andar con correa y a responder a su nombre. No dudes en llamar a un adiestrador de perros si te preocupa no saber cómo hacerlo.