¿CÓMO CUIDAR UN LABRADOR?

El Labrador es un bonito perro de pelo corto, pero eso no te exime de cuidarlo. Al igual que todos nuestros amigos de cuatro patas, él también necesita que lo mimen regularmente.

¿Por qué cepillar a mi Labrador?

El Labrador tiene un pelo corto, espeso, con una capa interna suave y resistente a las intemperies. Su pelaje no requiere demasiados cuidados; bastará con cepillarlo una o dos veces por semana fuera de los períodos de muda, para quitarle el pelo muerto, y un cepillado diario en temporadas de muda. Cepillar a tu perro te permite no solo cuidar de su pelo y su piel, sino también comprobar si tiene parásitos, irritaciones o heridas que requieran una visita al veterinario. Otro punto positivo: pasas un buen rato con tu perrito (¡siempre que lo cepilles con cuidado!) y fortaleces tu relación con él. 

Cepillo para Labrador

Para  cepillar a tu Labrador lo mejor posible, es de vital importancia que te hagas con las herramientas adecuadas. Un cepillo para perros de pelo largo o rizado no se adaptará en absoluto a tu Labrador. Para este perro, recomendamos una carda o un cepillo de púas, que permiten cepillar en profundidad sin dañar la capa interna y que eliminan el pelo muerto de forma eficaz. Puedes completar el cepillado con un cepillo de cerdas de jabalí, que tiene principalmente un efecto alisador. Sobre todo, nunca afeites al cero a tu perro por ningún motivo. El pelaje de nuestros compañeros de cuatro patas los protege del frío y el calor. Sin él, tu perro podría sufrir graves quemaduras solares.

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¿Cómo bañar un Labrador?

Al cepillado deben sumársele uno o dos baños anuales. No es necesario lavarlo más a menudo, pues esto podría causarle irritaciones y problemas de piel. Baña a tu Labrador si está muy sucio, después de hacer la croqueta en el barro por ejemplo, o si huele mal, pero no lo laves más de una vez al mes. En caso de duda, consulta a tu veterinario.

Elige siempre un producto adaptado para perros. Nuestros champús no son para nada adecuados para el pH de los perros, que es diferente al nuestro. Escoge también un producto diseñado para el tipo de piel de tu peludo (seca, grasa, irritada, mixta, etc.), así como para su tipo de pelo. Usa agua tibia, alrededor de 35ºC o 36°C. Nunca laves a tu Labrador con agua demasiado caliente o demasiado fría. El agua demasiado fría podría poner en grave peligro la vida de un cachorro. El Labrador es un perro grande y puede que te cueste meterlo en una bañera o ducha. En ese caso, lávalo al aire libre, asegurándote de que cuentas con una salida de agua con regulador de temperatura.

Aplica el producto y frota bien, insistiendo en las patas y los espacios interdigitales. Evita los ojos y los oídos, y luego enjuaga bien. A continuación seca a tu Labrador con una toalla o un secador de pelo a temperatura media o baja.

Cuidados complementarios del Labrador

Los cuidados del Labrador no se acaban con el baño y el cepillado. Los dueños de perros a menudo lo ignoran, pero también es esencial cuidar sus dientes, oídos, ojos y uñas. Afortunadamente, el Labrador tiene un buen carácter y normalmente se deja hacer, siempre que sepas cómo proceder.

Cuidado de los dientes

Al igual que con los seres humanos, la higiene bucodental de los perros es fundamental. La formación de placa dental puede llevar a la aparición de gingivitis y periodontitis, que a largo plazo pueden provocar aflojamiento de los dientes. Acostumbra a tu Labrador cachorro al cepillado de dientes, usando una pasta dentífrica para perros. Cepilla sus dientes al menos una vez por semana. No dudes en darle huesos masticables para luchar contra el sarro. Si el sarro ya se ha endurecido, solo el veterinario podrá eliminarlo.

Cuidado de los ojos

Limpia regularmente los ojos de tu Labrador con una loción específica o con suero fisiológico. No uses discos de algodón, que podrían dejar microfibras; mejor utiliza una gasa. Haz movimientos del interior hacia el exterior del ojo para que la suciedad no vuelva a entrar en los ojos. Si detectas secreciones crónicas, consulta a tu veterinario.

Cuidado de los oídos

Debes prestar especial atención a las orejas colgantes del Labrador. Comprueba con frecuencia, especialmente después de los paseos por el monte, que no se hayan escondido parásitos dentro. Límpialas con una loción adaptada, que verterás en el canal auditivo del perro. Masajea bien y limpia hasta que el algodón salga limpio. El Labrador a menudo sufre otitis: vigila, aunque esta raza suela gozar de una buena salud general.

Cuidado de las uñas

Unas uñas demasiado largas pueden molestar a tu perro cuando anda o, lo que es peor, hacerle daño. Por lo tanto, debes cortar las uñas a tu Labrador con bastante frecuencia. Puedes utilizar una lima eléctrica, que es más fácil de manejar con perros grandes, o un cortauñas. Nunca cortes la parte rosada de la uña, que es la parte viva. Si tu perro tiene las uñas oscuras, no las cortes demasiado por si acaso.

Cuidados veterinarios

Los cuidados veterinarios también son esenciales para la salud del Labrador. Mantente al día con sus vacunas, adminístrale antiparasitarios contra pulgas y garrapatas y tampoco olvides desparasitarlo. Complementa los cuidados del Labrador con una dieta de muy buena calidad.