TORSIÓN DE ESTÓMAGO EN PERROS

La torsión gástrica en perros es una afección superaguda y fatal que requiere tratamiento médico y quirúrgico inmediato. Esta enfermedad todavía se conoce poco en la actualidad. Se caracteriza por diversos grados de torsión del estómago, lo que provoca la acumulación de gas y un aumento de la presión intragástrica. Algunas razas son más propensas a este tipo de trastorno que otras.

Un perro de raza grande tiene un riesgo del 24% de desarrollar una torsión de estómago. El Gran Danés parece ser un caso especial, pues tiene un 42% de posibilidades de desarrollar una torsión de estómago durante su vida: es la raza más afectada por esta patología (Glickman LT, Glickman NW et al., 2000). Por tanto, es importante conocer los síntomas y saber cómo prevenirlos, y la alimentación puede jugar un papel decisivo en ello.

¿Cuáles son los síntomas de la torsión de estómago en perros?

Los dueños deben estar especialmente atentos a los siguientes signos clínicos:

  • Dilatación visible del abdomen

  • Cansancio

  • Taquicardia

  • Jadeos

  • Palidez de las mucosas

  • Uno o más intentos de vomitar

  • Cambios de comportamiento: inquietud, agitación

  • Hiperesalivación

  • Identificación de dolor

  • Cambios en la respiración

  • El perro se niega a comer o incluso a moverse: el animal se vuelve débil o incluso pierde el conocimiento.

Cuanto antes se trate la torsión de estómago, ¡más posibilidades de sobrevivir tendrá tu perro! Tienes que actuar con rapidez, pero tómate unos segundos para avisar a tu veterinario de tu llegada presentándole los síntomas y tu sospecha sobre una torsión de estómago.

Una vez avisado, tu veterinario podrá preparar mejor tu llegada y el ingreso de tu perro. Le ahorrarás un tiempo precioso que puede salvar la vida de tu peludo.

Desafortunadamente, no existe NINGUNA forma 100% efectiva de evitar una torsión de estómago. No se ha identificado una causa absoluta. A veces un solo factor será suficiente para desencadenar una torsión de estómago, a veces será la asociación de varios eventos y, a veces, simplemente no se puede encontrar ninguna explicación plausible.

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¿Cuáles son los factores de riesgo de una torsión de estómago?

Si bien sabemos cómo reaccionar ante un caso de torsión de estómago y tenemos una idea bastante clara de los factores de riesgo, a día de hoy aún no se han identificado las causas exactas.

Factores específicos de cada perro:

👉 La edad

Los datos en la literatura son homogéneos sobre este tema: la torsión de estómago puede ocurrir a cualquier edad, pero aparece con mayor frecuencia en individuos de mediana a avanzada edad (mayores de 7 años especialmente). El estudio de Glickman et al. ha demostrado que el riesgo de desarrollar una torsión de estómago aumenta con la edad, a partir de los 3 años en razas grandes (Glickman LT, Glickman NW et al., 2000).

Esta observación podría explicarse por el hecho de que con la edad, los ligamentos suspensorios del estómago se destensan, lo que facilitaría un vólvulo (caso de obstrucción mecánica del tránsito intestinal) (Hall JA, Willer RL, Seim HB et al., 1995).

👉 La raza

Las razas de perros tradicionalmente consideradas como las más predispuestas son el Gran Danés, el Lobero Irlandés, el Terranova, el San Bernardo, así como el Pastor Alemán, el Setter Irlandés, el Akita Inu, el Boxer, el Gordon Setter, el Collie, el Basset Hound y el Caniche mediano. También se han identificado muchos casos del Boyero de Berna.

Se trata esencialmente de razas de perros con un tórax profundo y estrecho, porque tienen una relación anatómica entre el estómago y el esófago modificada (por tanto, una menor capacidad de evacuación de gases digestivos).

También hay que recordar que los perros de raza pura tienen 2,5 veces más probabilidades de sufrir una torsión de estómago, en comparación con los perros mestizos.

👉 La genética

Varios estudios tienden a mostrar que un perro de raza pura, grande o gigante, cuyo tórax es profundo y estrecho, y del cual al menos un miembro directo (hermano o hermana, descendencia, padre) ha sufrido una torsión gástrica, tiene más probabilidades de verse afectado por una torsión de estómago que los demás (Burrows C e Ignaszewski L, 1990; Glickman LT, Glickman NW et al., 2000; Fossum TW, Hedlund CS, Hulse DA et al., 2002; Broome CJ y Walsch VP, 2003). El efecto "linaje" es, por tanto, muy importante.

👉 El carácter

El estrés es un factor de riesgo comprobado: un estudio ha demostrado que el carácter "feliz" o "despreocupado" de un perro es un factor de protección significativo, mientras que un carácter agresivo se asocia con un mayor riesgo de torsión gástrica en perros de razas grandes (Glickman LT, Glickman NW y Schellenberg DB, 1997; Glickman LT, Glickman NW, Schellenberg DB et al., 2000). El estrés modificaría la motilidad gastrointestinal, en particular durante episodios de estrés emocional (Glickman LT, Glickman NW et al., 1997) y podría actuar como factor desencadenante.

👉 Infecciones/enfermedades

Patologías y enfermedades caninas como íleo, traumatismos, trastornos de la motilidad gástrica o vómitos o incluso EII (Enfermedades Inflamatorias Intestinales) serían factores que contribuirían a padecer una torsión de estómago (Fossum TW, Hedlund CS et al., 2002).

Factores específicos de la dieta y el estilo de vida del perro:

👉 Alimentación/ingesta de líquidos

Los estudios de los factores de riesgo alimentarios siguen siendo contradictorios en la actualidad, especialmente en lo que respecta a la frecuencia de las comidas diarias y la velocidad de ingestión. De hecho, algunos estudios han puesto de relieve un riesgo que afecta a los perros que comen rápido y que comen una vez al día, solo a base de alimento seco (Glickman LT, Glickman NW et al., 1997; Ellwood CM, 1998). Según otro estudio de Glickman et al., el hecho de que el comedero esté demasiado alto o restringir el acceso al agua antes y después de comer parece aumentar el riesgo de torsión de estómago.

Otros estudios, en cambio, afirman que la frecuencia de las comidas y la velocidad de ingestión no son factores de riesgo significativos, pero que el riesgo aumenta si el alimento contiene solo partículas de menos de 30 mm de diámetro (Theyse LFH , Van De Brome WE y Van Sluijs FJ, 1998). Cuanto mayor sea la cantidad ingerida de golpe, mayor será el riesgo de torsión de estómago, independientemente de la cantidad de comidas administradas por día.

¿Cómo limitar los riesgos de torsión de estómago?

Son muchas las recomendaciones, publicadas en manuales veterinarios, donde por ejemplo se aconseja dividir la ración en varias comidas diarias, evitar el ejercicio físico así como el consumo de agua justo antes o después de la comida, ralentizar la velocidad de ingestión, remojar el pienso antes de dárselo, o incluso elevar la comida para reducir el aire ingerido. No existe evidencia científica sólida para estas recomendaciones, y los estudios publicados sobre este tema siguen siendo contradictorios en varios puntos (Guilford WG, Center SA et al., 1996).

En su estudio publicado en noviembre de 2000, Glickman [94] observó que el riesgo de sufrir una torsión de estómago es significativamente mayor en perros a los que se les da la comida en una posición elevada. Lo mismo ocurre con aquellos a los que no se les permite beber antes y después de las comidas.

En cuanto a la composición de la ración, durante mucho tiempo se ha culpado al pienso industrial a base de cereales [38]; sin embargo, un estudio reciente [202] sobre factores de riesgo alimentarios para la torsión gástrica en perros contradice esta afirmación y concluye que la presencia de aceite o materia grasa entre los cuatro componentes principales de la ración aumenta significativamente el riesgo de torsión de estómago, mientras que cuando se incrementó la cantidad de carbohidratos (tantas veces citados como responsables [72, 249]) para cubrir las necesidades de energía metabolizable, no se detectó un aumento del riesgo de sufrir una torsión de estómago.

El mismo estudio mostró que el riesgo se reduce con el aumento en la cantidad de proteína de origen animal en el pienso industrial. La presencia de soja, maíz, arroz o trigo entre los cuatro componentes principales de la ración tampoco se asoció significativamente con un mayor riesgo.

No se ha demostrado que la administración de pienso sea un factor de riesgo, pero complementar la comida seca con restos de comida o comida de lata reduciría el riesgo de torsión gástrica en perros entre un 30 y un 60%. Finalmente, los cambios bruscos en la dieta, sin transición alimentaria, también predisponen a la torsión de estómago, como ha demostrado Sourbe [227].

👉 Sobre la alimentación

Para limitar el riesgo de torsión de estómago se recomienda desde hace varios años dar un alimento de calidad, muy bien procesado y moderado en fibra (<4%) y en materias grasas (<16%), repartir el volumen de alimento en varias comidas pequeñas (al menos 2), evitar los comederos elevados (salvo indicación terapéutica porque estos, no fisiológicos, favorecerían el riesgo de aerofagia), dar alimentos adaptados al tamaño del animal y que lo obliguen a masticar más tiempo; y ralentizar al máximo la ingestión, o incluso dar parte de la comida en una forma distinta al pienso (paté de calidad o comida casera).

Dar la comida en un lugar tranquilo, en un lugar sereno. Para los perros con mayor riesgo o en convalecencia, divide la ración en al menos 4 a 6 comidas pequeñas y sírvesela lo más triturada y hervida posible (debe parecer papilla). En cualquier caso y dada la variabilidad de los resultados de los diferentes estudios, hay que sopesar ciertos consejos profilácticos disponibles en diversas fuentes destinadas al público en general.

👉 Promover la actividad

En general, la actividad física significativa se asocia con un riesgo reducido de torsión de estómago en razas gigantes (Glickman LT, Glickman NW et al., 2000). Pero cuando se trata de actividad física cerca del momento de las comidas, los estudios son contradictorios. De hecho, algunos autores afirman que el ejercicio físico después de una gran comida a base de alimento industrial y agua sería un factor de riesgo para desarrollar una torsión de estómago (Fossum TW, Hedlund CS et al., 2002).

Otros autores, por el contrario, muestran en sus estudios que restringir el ejercicio antes y después de las comidas, e hidratar un alimento seco antes de comer, aumentaría el riesgo de torsión gástrica en perros de razas grandes (Glickman LT, Glickman NW et al., 2000).

PUBLICADO EL 18/12/2020 - HECTOR KITCHEN, TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS

Por el equipo médico y científico Hector Kitchen

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