GASES EN PERROS: NUESTROS CONSEJOS PARA REMEDIARLOS

¡Un tema que hará las delicias de cualquier dueño que haya experimentado los desagradables gases de su perro o gato! Nos reímos, pero demasiados pedos malolientes son señal de problemas digestivos, que deben tomarse muy en serio. Identificarlos no es muy difícil: además de su emisión, sonora y/o maloliente, también notamos borborigmos (ruidos intestinales, "la barriga que hace ruido"...).

Estos gases en los perros a menudo son resultado de un desequilibrio de la flora intestinal y pueden remediarse fácilmente.

¿Qué es la flora intestinal del perro?

En el intestino grueso y en el intestino delgado proliferan pequeños animales que, por una vez, son inofensivos e incluso vitales: las bacterias. Se dice que el sistema digestivo acoge casi mil especies diferentes, que funcionan como pequeñas fábricas de producción que viven en simbiosis.

Les gustan particularmente los ambientes con un pH neutro, así como un colon sano con un pH de alrededor de 7,5.

Estas bacterias son esenciales para el cuerpo:

  • descomponen y ayudan a procesar los elementos poco digeribles

  • suministran energía a las células intestinales, en particular fermentando las fibras solubles

  • fabrican vitaminas

  • protegen contra bacterias dañinas

  • descomponen toxinas y medicamentos, y ayudan al sistema inmunológico

¡Y estas son solo algunas de sus misiones! Se estima que influyen en el estado físico de los individuos, especialmente el sobrepeso o la desnutrición, e incluso el estado psíquico como el estrés o la depresión.

Estas mismas bacterias, durante su propia digestión, producen gases, en particular cuando ingieren los polisacáridos de las feculentas: judías, coles de Bruselas, pasas, todo tipo de cereales (excepto el arroz).

Las diferencias entre Toby, Misifú y nosotros

La flora intestinal del perro (y esto es aún más cierto para el gato) está mucho menos desarrollada que en los humanos: hay alrededor de 10.000 bacterias por gramo de más de 500 especies diferentes en nuestros compañeros peludos, ¡contra los 10.000.000 de bacterias por gramo de varios miles de especies que hay en nosotros los humanos!

Y es normal: en un carnívoro doméstico, el estómago hace la mayor parte del trabajo de digestión. Los intestinos, que son mucho más cortos que los nuestros, no necesitan procesar una gran variedad de alimentos. Dicho esto, la flora intestinal de un perro o un gato es perfectamente capaz de adaptarse a los nuevos alimentos, la clave está en ir introduciendo los cambios de forma paulatina, precisamente para evitar alteraciones de la flora intestinal… y problemas de gases en los perros.

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¿De dónde vienen los gases de los perros?

Los gases de los perros provienen de una mala degradación de los alimentos que quedan en el colon, en particular los glúcidos o incluso las proteínas alimentarias, lo que provoca una proliferación bacteriana inadecuada. Este excedente de bacterias aparece gracias a:

  • una alimentación inadecuada: calidad de los ingredientes, conservación, comida húmeda fermentada al aire, ingestión de residuos, etc.

  • a veces de un parasitismo digestivo

  • de una insuficiencia pancreática (falta de secreción de enzimas pancreáticas)

  • de una intolerancia alimentaria a ciertos componentes

  • de una transición alimentaria demasiado brusca

  • del estrés

  • o de una ingestión demasiado rápida

Técnicamente, el problema más a menudo proviene de la digestión de glúcidos y, a veces, incluso de proteínas poco digeribles o, en cualquier caso, no suficientemente bien digeridas:

→ glúcidos que se digieren lentamente, como beta glucanos de cebada o avena, pectinas de centeno, pentosanos de las semillas de legumbres, etc., sufren a su llegada al intestino grueso fermentaciones ácidas provocadas por la flora, que fermenta y extrae su energía de estos glúcidos: lo que se denomina bacterias Gram-positivas.

Si hay demasiados, causará gases al perro, ácidos grasos volátiles (ácido acético, butírico, etc.), a veces ácido láctico y otros, que inflamarán la pared digestiva.

Lógicamente, las paredes intestinales inflamadas reaccionarán evacuando esta fuente de agresión (diarrea con flatulencias, digestibilidad reducida de proteínas, del sodio y del potasio si la mala digestión empeora realmente).

→ en cuanto a las proteínas poco digeribles (e incompletas), esta vez el nitrógeno no será sometido a fermentación, sino a una putrefacción por parte de la flora que extraerá las bacterias Gram-negativas, su energía proveniente de las proteínas. Darán lugar a aminoácidos tóxicos, y en caso de excedentes, el animal realmente no tendrá flatulencias, sino heces más húmedas, oscuras y malolientes.

En casos crónicos, estos trastornos digestivos provocan una sobrecarga hepática, a veces acompañada de sensibilización alimentaria y aumento de las alergias, un pelaje opaco, seco, áspero, incluso signos de encefalosis hepática y hasta un aumento de la uremia.

En resumen, las alergias alimentarias son esencialmente alergias a las proteínas.

¿Cómo solucionar los gases en los perros?

Si tu perro tiene un problema persistente de flatulencias, la alimentación suele ser la causa principal. Una alteración de la flora intestinal como consecuencia de una sensibilidad alimentaria o relacionada con la digestibilidad de los alimentos puede ser el origen de la formación de gases en los perros.

👉 Evitar cambios de dieta demasiado bruscos

Los cambios bruscos de dieta impiden las adaptaciones de la flora intestinal (principalmente secreciones enzimáticas) y provocan inflamaciones del sistema digestivo en su conjunto, que puede provocar diarreas, gases al perro, apatía o incluso disminuir las defensas inmunitarias, y la formación de alergias.

Para cualquier cambio de régimen, respeta una transición mínima de 4/5 días.

👉 Asegurar una transición a una dieta de calidad

Una transición suave, respaldada por pre y probióticos, incluso un poco de carbón vegetal activado (que absorberá todos los gases del perro y las toxinas), hacia una alimentación de calidad, simple en términos de composición y muy digerible, suele ser la solución al problemilla de gases en los perros, que puede llegar a ser muy molesto.

👉 Evitar la sobrecarga de alimentos

Dar una ración demasiado grande abruma las facultades enzimáticas del intestino delgado y tiende a acelerar el tránsito digestivo. Ya sea en animales que requieran un alto nivel de comida, como los jóvenes, las perras lactantes o los perros de trabajo, pero también en todos los demás, se recomienda dividir la ingesta diaria en 2 o 3 comidas al día, que contengan alimentos fácilmente digeribles. Esto ayudará a reducir los gases en los perros.

👉 Desconfía de algunos alimentos

Ten especial cuidado con los alimentos compuestos por ingredientes ricos en fibra como las legumbres (guisantes/lentejas/garbanzos, etc.): en perros sensibles, pueden provocar muy rápidamente inflamaciones del sistema digestivo, cuyos primeros trastornos visibles son precisamente la producción de gases en cantidades excesivas.

También hay que tener cuidado con el exceso de proteínas enzimorresistentes y microbiodegradables: estas proteínas tienen un perfil de aminoácidos incompleto y difícil de asimilar, por lo que escapan a la reabsorción en el intestino delgado, provocando así putrefacciones en el intestino grueso. En general, opta por la cocción lenta de todos los alimentos de la ración.

👉 ¡Di stop a la glotonería!

También puedes considerar comprar un comedero antivoracidad, una bola distribuidora o una alfombra olfativa para obligar a tu peludo a tomarse el tiempo necesario para comer y así limitar los problemas y, por ende, los gases del perro.

👉 Restaura la flora intestinal

Una cura de pre y probióticos adaptados (que contengan especialmente la cepa Enterococcus Faecium) durante al menos un mes ayudará a restaurar una flora intestinal equilibrada.

Fibra al rescate

Los glúcidos totalmente indigestos, como la celulosa bruta para los carnívoros, mejoran la higiene digestiva al barrer el intestino grueso. Este barrido permite evacuar las sustancias susceptibles de fermentar y limitar las “putrescibles”, lo que reduce la actividad microbiana y la irritación de la pared digestiva. Administrados en pequeñas cantidades, tienen un papel importante en la acción mecánica de la digestión.

👉 Las fibras solubles y gelificantes

Como el psyllium rubio, por ejemplo, permiten:

  • aumentar la viscosidad del contenido del estómago

  • disminuir el flujo de tránsito gástrico y secar su contenido (lo que limita la diarrea)

  • aumentar la sensación de saciedad (perfecto para glotones)

  • reducir la obesidad y el riesgo de sobrepeso al reducir la asimilación de grasas

  • contribuir a la higiene digestiva

  • reducir el desarrollo de microorganismos peligrosos, como la Salmonella.

👉 Las fibras insolubles

Como el salvado de avena, aceleran la frecuencia de las deposiciones y su volumen. Evitan así los fenómenos de estreñimiento, acumulación de sustancias nocivas o irritantes, incluso cancerígenas, y estimulan el colon.

PUBLICADO EL 11/12/2020 - HECTOR KITCHEN, TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS

Por el equipo médico y científico Hector Kitchen

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