SALUD DEL BULLDOG INGLÉS

De su pasado como perro de pelea, el Bulldog Inglés ha conservado su aspecto robusto y sus anchas mandíbulas. En cambio, ha perdido la resistencia de sus antepasados. A pesar de su naturaleza vivaz y alegre, la salud del Bulldog Inglés es bastante frágil. Es un perro que tiende a envejecer rápidamente.

Salud del Bulldog Inglés: puntos fuertes

El Bulldog Inglés es un perro relativamente robusto: la mayoría, si no todos, de sus problemas de salud están causados ​​por su morfología. No es más susceptible que cualquier otro perro a las infecciones parasitarias, y su propensión a preferir el calor de su cestito a las alocadas carreras en el campo lo protege de muchas dolencias invernales.

A diferencia de otras razas de perros, los cuidados del Bulldog Inglés son muy sencillos. Su pelaje corto y liso solo requiere un cepillado de vez en cuando y apenas pierde pelo. Desafortunadamente, la salud del Bulldog Inglés también presenta una serie de problemas.

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Salud del Bulldog Inglés: puntos débiles

La mayoría de las enfermedades que puede sufrir el Bulldog Inglés tienen su origen en su morfología. Según una encuesta realizada entre 1979 y 2009 por la Orthopedic Foundation for Animals, más del 72% de los Bulldogs Ingleses tenían displasia de cadera, la proporción más alta de todas las razas.

Además de los problemas en las articulaciones, la forma braquiocefálica de su cara también puede causar problemas respiratorios. El síndrome obstructivo respiratorio braquicefálico, la estenosis de las fosas nasales y la hipoplasia traqueal son enfermedades frecuentes en el Bulldog Inglés. Las dificultades de apareamiento y especialmente de parto también son bastante comunes en esta raza. Según una encuesta publicada en 2015, el 80% de los cachorros nacen por cesárea. La salud del Bulldog Inglés se ve afectada por varias enfermedades.

¿Enfermedades del Bulldog Inglés?

👉 Síndrome obstructivo respiratorio braquicefálico

El síndrome obstructivo respiratorio braquicefálico es una condición patológica que afecta a los perros de nariz aplastada y que puede causar una dificultad respiratoria severa. Cuatro anomalías anatómicas son el origen de esta enfermedad: paladar blando elongado, narinas estenóticas, tráquea hipoplásica y eversión de los sáculos laríngeos Estas anomalías dificultan la respiración, especialmente durante la actividad física, en situaciones de estrés o en ambientes muy calurosos. Es una de las principales patologías que afectan la salud del Bulldog Inglés.

Esta incapacidad para respirar profundamente o lo suficientemente rápido como para eliminar el dióxido de carbono conduce a dificultades respiratorias que, a su vez, aumentan la frecuencia cardíaca y, por lo tanto, crean una situación potencialmente mortal. Esta es la razón por la que los perros braquicefálicos tienen más probabilidades de morir durante los viajes en avión. Por eso muchas aerolíneas se niegan a transportarlos.

Dependiendo de la causa del síndrome, el tratamiento propuesto puede incluir una adaptación del estilo de vida, un tratamiento medicinal o cirugía.

👉 Displasia de cadera

La displasia de cadera es el trastorno articular más común en el Bulldog Inglés. Este trastorno es causado por una deformación progresiva de la articulación que, a la larga, conduce a la inflamación de la cadera y lesiones de los cartílagos, ligamentos y huesos que la componen. Factores como la alimentación, la herencia genética y el estilo de vida propician la aparición de este trastorno, que se manifiesta con mayor frecuencia durante el crecimiento.

Los primeros signos a menudo pasan desapercibidos y los dueños sospechan que existe este trastorno cuando el cachorro cojea o deja de jugar. En algunos cachorros, la aparición de displasia provoca una falta de coordinación de las extremidades posteriores y un movimiento que recuerda un poco al de un conejo. Este es un problema que puede afectar gravemente a la salud del Bulldog Inglés.

Si no se trata, la deformidad de las articulaciones desembocará en artrosis. Después de un examen clínico, el veterinario puede sugerir el tratamiento más adecuado para el perro. Esto puede implicar medidas de higiene, con una adaptación de la alimentación o la actividad física. A veces se recetan analgésicos para aliviar el dolor. En los casos más graves, puede ser necesaria una cirugía.